Psicología de la intervención social

La psicología de la intervención social tiene como objetivo analizar y mejorar los problemas y los procesos complejos de las interacciones personales en sus diversos contextos sociales, interviniendo sobre procesos sociales complejos y cambiantes y teniendo en cuenta no sólo los niveles individuales y grupales, sino también las estructuras sociales, políticas y económicas.

En los últimos años, el perfil ha avanzado desde una perspectiva muy centrada en los más desfavorecidos, muy unido a los servicios sociales, hacia una nueva perspectiva más activa y centrada en el bienestar y la calidad de vida de las personas.

De manera concreta, el psicólogo de la intervención social previene y reduce las situaciones de riesgo personal y social y promociona una mayor calidad de vida. Las principales situaciones de riesgos personales y sociales son no tener cubiertas las necesidades humanas básicas, como la subsistencia, la participación, el acceso a la información y los recursos sociales o la exclusión social. Pretende garantizar, además la no discriminación y la igualdad de oportunidades.

Las funciones que realiza el psicólogo de la intervención social son mucho más amplias que la mera atención directa para cubrir necesidades básicas, así junto a las intervenciones directas hacia el individuo puede realizarse intervenciones grupales o comunitarias. Los principales ejemplos de estas funciones son las valoraciones individuales de la ley de la dependencia o valoraciones individuales en centros penitenciarios. En cuanto a las intervenciones grupales, las que se realizan sobre la familia en casos de menores con dificultades. Por último las intervenciones comunitarias pueden ir dirigidas a la prevención, con el desarrollo, por ejemplo de programas de prevención de la drogadicción en contextos de alto riesgo, prevención del maltrato o prevención de la discriminación hacia colectivos en un contexto concreto, por ejemplo inmigrantes, mujeres u homosexuales.

Junto a estas funciones más conocidas, se encuentra, en segundo lugar la dinamización comunitaria dirigida a la generación y movilización de recursos en una comunidad, promoviendo movimientos asociativos  o el diseño, la planificación y evaluación de programas de intervención. Una tercera función es la mediación, interviniendo en negociaciones o conflictos entre grupos, para permitir reducir los conflictos sociales.  La cuarta función tiene que ver con la psicología ambiental, fomentando conductas ecológicas responsables y, también, adaptando los ambientes a las necesidades y características del individuo o de la ciudadanía en colaboración con urbanistas y arquitectos. Y, la última función es la cooperación al desarrollo.

Los psicólogos de la intervención social trabajan, principalmente en organismos públicos como ayuntamientos, pero también en ONGs: sus principales ámbitos de actuación son: familia, adopciones, grupos en riesgo de exclusión y minorías, tercera edad, discapacidad, mujer y juventud.

No existe regulación sobre la formación necesaria, por lo que la titulación en psicología es suficiente, si bien se puede ampliar conocimientos entre la oferta de Másteres existentes sobre intervención comunitaria o intervención social.